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CONSTRUYENDO NUESTRAS BURBUJAS

Las concentraciones de los metales traza en el océano son muy bajas, en concreto el Fe y Cu alcanzan niveles subnanomolares, pero el ambiente que nos rodea presenta concentraciones mucho más altas. Por lo tanto, la contaminación es un factor que debe evitarse en todo momento a lo largo de todos nuestros estudios, de modo que el entorno de trabajo no altere los resultados.

Debemos trabajar en un espacio que aísle las muestras del exterior, como una sala limpia. Este tipo de salas son laboratorios donde el aire que cicula pasa por filtros que retienen partículas, evitando así la presencia de metales en su interior. Además suelen tener dentro cámaras de flujo, donde el aire que ya de por sí es bastante limpio vuelve a ser filtrado. Dado que no todos los laboratorios disponen de salas limpias tenemos que construir nuestra propia burbuja limpia para trabajar. 

Antes de comenzar el montaje es esencial que el entorno esté limpio, hay que eliminar el polvo e impurezas de la sala. Seguidamente se empieza la construcción de la burbuja con materiales libres de metal, por ello utilizamos lonas de plástico transparente para aislar el espacio de trabajo y tubos de PVC como soporte sobre el que fijar el plástico. Además, cualquier componente metálico que pueda quedar dentro de la burbuja debe ser recubierto y aislado. Finalmente es importante resaltar que la burbuja debe estar completamente cerrada de modo que nada pueda entrar y contaminar el ambiente. Esta burbuja se conecta a una cámara de flujo laminar y así se provoca que el aire que llena la burbuja sea limpio y sin partículas.