Durante más de una década, el grupo QUIMA (IOCAG, ULPGC) ha estudiado la química del sistema del CO2 en el Océano Atlántico Subpolar. Para ello, trabajamos en colaboraciones internacionales, a bordo de buques observación rusos, que nos ayudaron a tomar datos en tres cuencas principales: Irminger, Islandia y Rockall, a lo largo de 59.5ºN. Este periodo nos brindó una oportunidad única para observar cómo interactuaron los factores físicos y químicos en una década caracterizada por cambios significativos en el patrón de circulación oceánica.
Los resultados de todos estos años de trabajo han sido publicados recientemente en la revista Biogeosciencies bajo el título: Ocean acidification trends and carbonate system dynamics across the North Atlantic subpolar gyre water masses during 2009–2019.
Este trabajo muestra, que el incremento del CO2 antropogénico en el océano interior aumentó entre un 50% y un 86% respecto a periodos previos. Este incremento se debió principalmente a una mayor ventilación de las masas de agua, así como a procesos de enfriamiento y disminución de la salinidad. También se observó una aceleración de la acidificación oceánica, debida a la entreada del CO2, entre 0.0013 y 0.0032 unidades de pH por año en las cuencas de Irminger e Islandia, y entre 0.0006 y 0.0024 unidades por año en la cuenca de Rockall. Esto representa una disminución en el estado de saturación de minerales como la calcita (ΩCa) y la aragonita (ΩArag), esenciales para la formación de estructuras de organismos marinos como los corales y moluscos.
Factores físicos como la disminución de la temperatura, la salinidad y la alcalinidad total (AT) contrarrestaron parcialmente la acidificación en las capas superficiales (entre un 45% y un 85%) y en la cuenca poco profunda de Rockall. Sin embargo, este efecto fue menor en las aguas profundas (menos del 10%).
¿Por qué es importante este estudio?
La investigación demuestra que el giro subpolar del Atlántico Norte, que es una región de alto interés para el océano global, no solo está experimentando una acidificación acelerada, sino también cómo los cambios físicos en el entorno marino pueden modificar la magnitud de este proceso. Comprender estos patrones es fundamental para prever los impactos futuros en los ecosistemas marinos, incluyendo los organismos que dependen de minerales como la aragonita y la calcita para construir sus conchas y esqueletos.
Este estudio muestra claramente el impacto de la actividad humana a través de las emisiones de CO2, con fenómenos a gran escala océanica. Por ello, es urgente reducir las emisiones de CO2 para mitigar la acidificación del océano.