Desde
el verano pasado, los blooms de cianobacterias en aguas de Canarias han tomado
parte de muchos debates. En las noticias y en la información que se ofrece a
los lectores siempre se habla de la combinación de condiciones para que se
produzca dicha floración, como son la ausencia de vientos, el aumento de la
temperatura y el aporte de hierro a través de la calima. Pero, ¿por qué hay hierro en la calima?
El
hierro (Fe) llega al océano por varias fuentes como ya hemos descrito en
algunos posts de este blog, de las cuales, el polvo es una de las fuentes
principales de Fe al océano. Cabe recordar que el Fe es el cuarto elemento más
abundante de la corteza terrestre, de ahí su alta abundancia en la calima.
¿Qué pasa cuando el polvo se
deposita en la superficie del agua?
Cuando
el polvo se deposita en la superficie del agua, el Fe, principalmente como Fe
particulado sufre una serie de reacciones químicas que hacen que una parte de
este hierro se disuelva, propiciando la complejación con complejos orgánicos.
Otra parte se mantiene como particulado en diferentes fracciones de tamaño y
van viajando hasta aguas más profundas.
Este
Fe que forma la fracción disuelta provoca que haya un aumento de las
concentraciones de este metal en aguas superficiales. Por otro lado, esta
fracción disuelta sufre reacciones fotoquímicas por la radiación solar,
provocando que además de Fe en su estado más abundante (Fe(III)), también esté
como Fe(II).
El
Fe, al ser un metal esencial para la vida de los microrganismos marinos,
provoca que al haber aportes superficiales, se favorezca la aparición de blooms
de microorganismos. De acuerdo a Tagliabue et al. (2017), el Fe es tan
importante para los ecosistemas como el nitrógeno y el fósforo.
En
la siguiente figura se puede ver la importancia y las fuentes de Fe al océano.
Figura recopiladad de www.geotraces.org |
Para
más información se pueden leer varios artículos:
Jickells, T. D., An,
Z. S., Andersen, K. K., Baker, A. R., Bergametti, G., Brooks, N., ... &
Kawahata, H. (2005). Global iron connections between desert dust, ocean
biogeochemistry, and climate. science, 308(5718), 67-71.
Raiswell, R., &
Canfield, D. E. (2012). The iron biogeochemical cycle past and
present. Geochemical perspectives, 1(1), 1-2.
Sarthou, G., Baker,
A. R., Blain, S., Achterberg, E. P., Boye, M., Bowie, A. R., ... &
Worsfold, P. J. (2003). Atmospheric iron deposition and sea-surface dissolved
iron concentrations in the eastern Atlantic Ocean. Deep Sea Research Part
I: Oceanographic Research Papers, 50(10-11), 1339-1352.
Tagliabue, A., Bowie,
A. R., Boyd, P. W., Buck, K. N., Johnson, K. S., & Saito, M. A. (2017). The
integral role of iron in ocean biogeochemistry. Nature, 543(7643),
51.